Rojo el polvo, rojo el olor a muerte, rojo el corazon del enemigo, nuestra feliz batalla final al sol ardiente. Ahí me quedé espiándolos, pero no les importaba mi presencia, solo tenian rojo en los ojos, como yo pero por otra cosa, claro. Solo un par de parpadeos y me hice humo por respeto al rojo.
Rojo el polvo, rojo el olor a muerte, rojo el corazon del enemigo, nuestra feliz batalla final al sol ardiente. Ahí me quedé espiándolos, pero no les importaba mi presencia, solo tenian rojo en los ojos, como yo pero por otra cosa, claro. Solo un par de parpadeos y me hice humo por respeto al rojo.
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